Vida y obra de Homero Virgilio Medina. Cuarta Parte

Universidad Nacional de RosarioA fines de los años cuarenta Homero retomó su vieja idea de estudiar una carrera universitaria vinculada a las ciencias de la salud. Su situación como sostén de familia no le permitía llevar a cabo una carrera con una cursada tan intensiva como la de Medicina. Fue así como empezó a madurar la idea de hacer la carrera de Farmacia. Luego de varias averiguaciones llegó a la conclusión de que la institución que le ofrecía las posibilidades mas acordes con su situación era la Facultad de Ciencias Bioquímicas y Farmacéuticas de la Universidad Nacional de Rosario.

Uno de los factores de mayor incidencia para que Homero recuperara el entusiasmo con la posibilidad de realizar estudios superiores, en una de las especialidades de las Ciencias de la Salud, fue sin lugar a dudas el ejemplo del Dr Juan B. Justo, uno de los fundadores del Partido Socialista Argentino allá por el año 1.896. Estos años de militancia en el Partido Socialista de Lobos le habían permitido el acceso a diferentes fuentes bibliográficas que trataban sobre la vida de este destacado Médico y Político recibido en el año 1.888. Juan B. Justo, en los inicios de su actividad profesional, tuvo que sobrellevar el duro tránsito de aplicar la Medicina en el Hospital y ver que el paciente era: “atrapado por la escasa comida, la vivienda malsana y las agobiantes jornadas laborales en talleres antihigiénicos”, según sus propias palabras. De esta dura experiencia provenían las convicciones socialistas del  Dr Juan B. Justo. Aunque ya fallecido en el año 1.928 estaban sus escritos, sus testimonios de vida y referencias autobiográficas  que daban mayor relieve a su carrera profesional y política que las merasJuan B Justo expresiones positivistas tan abundantes en sus textos y discursos. Me apartaría del desarrollo conceptual de este trabajo si incursionara en el tema de los errores políticos de Juan B. Justo derivados de su adhesión incondicional a la línea social demócrata alemana iniciada por Eduardo Bernstein. Pero está claro que ese influjo liberal positivista lo llevaría a la incomprensión de la llamada «Cuestión nacional», que equivale a decir que no se comprende la realidad del país en el que se actúa políticamente. Pero lo más destacable de este dirigente aparecía cuando vinculaba del mejor modo su experiencia práctica profesional con su praxis política.  Allí aparecían en todo su esplendor sus mejores ideas, aquellas que no provenían solo del mundo de las abstracciones, ni tampoco eran el fruto de meras especulaciones teóricas. Me refiero a la mejor parte de su desarrollo argumental, aquella que se nutría de todos los aprendizajes de su trayectoria  como médico cirujano sensibilizado por los problemas sociales que generaban las enfermedades de sus pacientes. A Homero le causaba impresión el hecho de que, cuando Juan B. Justo hablaba de la ciencia, no lo hacía sólo desde la simple retórica, sino también desde su experiencia profesional. Así cuando ponía de manifiesto su fe en la ciencia, como camino hacia el progreso y como medio para la elevación de la calidad de vida del hombre trabajador, era porque antes la había puesto a prueba en el quirófano. Esas enseñanzas marcaron a fuego a Homero Medina y fueron decisivas para que pudiera retomar el viejo sueño de la carrera universitaria. Fue uno de los mas grandes desafíos de su vida. Tenía que trabajar para mantener una familia numerosa y para poder financiar sus gastos de viajes, bibliografía y otros materiales necesarios para sus estudios.

La irrupción del peronismo con todas sus políticas de profundización del modelo industrial, acompañadas de una política social muy favorable para la clase trabajadora, constituían un buen contexto para los nuevos proyectos de Homero, ya que con un mercado interno tan potente trabajo no le iría a faltar. Por eso ni Homero ni su esposa ponían en duda que el desafío valía la pena. Los primeros dos años fueron más que aceptables, pero para 1.950 las cosas comenzaron a empeorar. El proceso sustitutivo de importaciones mostraba algunos síntomas preocupantes por que la importación de bienes de capital necesarios para la profundización del modelo industrial generaba un «cuello de botella» que solo podía solucionarse con una gran exportación de materias primas agropecuarias. Sin embargo la caída de la demanda externa, sumada al boicot de las entidades del agro, que eran muy opositoras al gobierno de entonces, y a una sucesión de malas cosechas,también originadas por una terrible sequía, no constituían el marco adecuado para resolver el problema del déficit externo. Era el comienzo del Segundo plan Quinquenal, el que iniciaría el ciclo declinante del primer peronismo, muy difícil desde lo económico y desde lo social. De 1.950 en adelante la carrera de Farmacia de Homero se convirtió en una auténtica quimera de esas que realmente son inalcanzables. Más de una vez pensó en dejar sus estudios. Ahí debió sacar fuerza de sus propias flaquezas; pero eso no dependía totalmente de su propio temperamento sino también del de su compañera que resultó ser incondicional. En este período su esposa Coca fue un puntal fundamental, y no solo por quedar al cuidado de su hogar, sino también por acompañarlo hasta en el estudio. En este sentido siempre se contó en mi familia una historia muy potente a favor de la idea, de que aún en las más difíciles circunstancias vale la pena aferrarse a esa clase sueños, que aún pareciendo una meta lejana se pueden ir forjando con el esfuerzo cotidiano. Según esa anécdota familiar hubo momentos en los que era muy difícil conciliar las obligaciones tanto del trabajo como  del estudio y tan importantes las dificultades económicas de ese primer quinqueño de la década del 50, que no quedaba otra opción que la de hacer ambas cosas al mismo tiempo. Pero…¿ cómo era posible esa simultaneidad?. La solución que encontraron Homero y su esposa fue la siguiente: mientras él pintaba sus carteles, ella le leía los textos de la facultad. Y eso no sucedió sólo una vez, sino que se repitió en varias ocasiones.

Esa escena, tiene a mi juicio, una fuerte carga simbólica de lo indetenible que puede ser el espíritu humano, cuando se propone seriamente ir mucho más lejos de lo que, en apariencia, permiten las estrecheces de la realidad existencial.

Escudo de la Universidad Nacional de RosarioEn esos tiempos difíciles un gran inconveniente solía ser la falta de dinero y esta carencia no era fácil de resolver. En ocasiones aparecía algún amigo dispuesto a prestarlo y en otras hubo que recurrir a canjearle al almacenero hasta la última botella de vidrio del patio a cambio de alimentos para su familia. Muchas veces solo había plata para la estadía en Rosario, pero no para el viaje. En esas circunstancias tuvo Homero que caer incluso en la transgresión de viajar en el tren a Rosario evadiendo a los guardas. Al respecto el amigo de la familia Juan Carlos Dupraz  nos relata una historia en la que Homero contaba con la complicidad de varios rosarinos, que viajaban y lo conocían como un esforzado estudiante universitario y padre de familia, y lo escondían debajo del asiento para pasar inadvertido en el momento del control de pasajes.

Tanto esfuerzo, no excento de momentos de angustia, como el de sentir que no se les puede brindar a los hijos la calidad de vida que merecen, había rendido sus frutos: en el año 1.956, luego de ocho años de tanto esmero y dedicación, Homero Virgilio Medina se recibió de farmacéutico.

Autor: Homero Francisco Medina

Quiero hacer mi mas sentido reconocimiento a Juan Carlos Dupraz y a Caro Medina por los datos y anécdotas que supieron aportarme.

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